Proceso de la Conquista Española en el Perú (1/9)

Notas reunidas sobre la Conquista y el enfrentamiento de los españoles contra los Incas, en el cual se ve que fue un proceso más largo de lo que aparentemente dan a entender los textos escolares. 



Todos los que hemos pasado por una escuela peruana recordamos más o menos la misma historia: llegaron los españoles, apresaron al Inca, el imperio se derrumbó y comenzó la etapa del Virreinato. Eso en líneas generales. Pero en líneas detalladas, hubo mucho más que una simple fecha histórica, el fatídico 16 de noviembre de 1532. Mucho sabemos desde la versión de los vencedores, pero poco de los vencidos. O al menos eso. 

Si te interesa la historia, más que un aspecto anecdótico, la brujería (mediante la goecia y la teurgia) existía desde tiempos preincaicos. Por las artes del “encantamiento”, tres españoles quisieron quedarse en Perú y olvidarse por completo de la misión de la conquista, cuando Pizarro hacía sus primeros viajes exploratorios en busca de datos y confirmar si eran ciertas algunas leyendas que escuchaba.  

El proceso llamado “Conquista” comenzó recién con la captura del Inca Atahuallpa, pero tomaría 50 largos años para que se asentara el Virreinato, luego de reducir el último bastión de la resistencia, llamados los “Incas de Vilcabamba”, que comenzó con Manco Inca. 


Dos viajes previos 

Para planificar una conquista de todo un imperio (y buena parte de un continente sureño), se hizo previamente algunos viajes exploratorios, en busca de datos y para confirmar lo que algunas leyendas decían sobre un reino sin nombre, lleno de oro. Aquí un relato pormenorizado de los viajes anteriores al definitivo de 1532, contado por Federico Kauffmann Doig: 


«Al descubrir Balboa el Mar del Sur (1513) recibe del hijo del Cacique de Comagre las primeras referencias sobre un país dorado, situado en dirección meridional. A estas primeras noticias pronto se suman otras, que circulan entre los soldados y aventureros españoles establecidos en Panamá y que llevarán al descubrimiento y conquista del Incario. Después de las tentativas de Pascual de Andagoya, es Francisco Pizarro quien se constituye en eje de la empresa. Emprende con sus huestes dos viajes de exploración y recolección de informes en 1524 y 1526-1527, por ruta-marítima; incidente importante del segundo viaje es el "descubrimiento" de la Balsa de Tumbesinos.» [1]


Entre los viajes, no podíamos dejar de recordar el incidente llamado “Los Trece del Gallo”, cuando Pizarro traza una línea en la arena y arenga a los valientes a que la crucen para ir a la aventura. Los que no lo cruzaron, se regresaron a Panamá. Señala Kauffmann lo siguiente: 


«En la Isla del Gallo, Pizarro y trece compañeros deciden quedarse y seguir la empresa, mientras la demás gente resuelve, cansada y descontenta, regresar a Panamá. En el barco piloteado por Ruiz, luego de permanecer siete meses en la isla La Gorgona, Pizarro y sus trece compañeros prosiguen su viaje, que los lleva a explorar el Golfo de Guayaquil y la ciudad de Tumbes, que los asombra por sus edificios. Continúan los españoles su viaje hasta Santa, cerca del río Birú. Pizarro toca tierra en la zona de Lambayeque, donde asiste a un banquete que le ofrece la gobernadora del lugar (capullana), en su ruta de retorno a Panamá y adonde arriba en diciembre de 1527.» [2]


Pizarro y su reducida compañía tuvieron que aguantar siete meses de espera  en la isla hasta que viniera Ruiz. Siete meses pescando y haciendo dieta frugal de isla. Cuentan que cuando abandonaron la isla, la llamaron La Gorgona, en homenaje a la deidad griega con la cabeza llena de serpientes, por lo horrible que era la isla. La Gorgona aparece en la leyenda de Jasón y el Vellocino de Oro.

En el segundo viaje los españoles tienen contacto con los tumbesinos. Kauffmann comenta:  


«El segundo viaje descubridor, también de exploración costanera, se inicia en noviembre de 1526. Llegados a San Juan, Almagro retorna a Panamá y Pizarro envía al piloto B. Ruiz a explorar hacia el sur con permiso de actuar por solo dos meses. En su viaje, Ruiz llega a la provincia de Tacames, es decir, ya a tierras sometidas por los Incas. En su trayecto, Ruiz tropieza en alta mar con una embarcación tumbesina, provista de vela, que conducía unas veinte personas de Salango, y que iba cargada con productos de la tierra: objetos de oro y de cerámica, mantas y ropas de lana y algodón primorosamente ornamentadas, pesos para el oro, etc. El cargamento de la balsa de los tumbesinos estaba destinado al comercio o intercambio. El trueque debía ofrecer a los tumbesinos especialmente las grandes conchas (Muyu - spondylus) que tuvieron importancia de culto desde el periodo Chavín.» [3]


Lo que indica Kauffman y que muy poco se conoce en la versión reducida para escolares, es que ya había intercambio de mercancías usando el mar como medio para trasladarse. No todo era ruta por tierra, como el sistema de los chasquis. Con el mar como medio de transporte, se podía llegar más lejos y en menos tiempo, a diferencia de lo que implicaba una logística por tierra. 


Notas: 

1. KAUFFMANN DOIG, Federico, Historia General de los Peruanos, T.1, El Perú Antiguo, pp.571-578.

2. Ibidem.

3. Ibidem. 

 

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